¿Quién se une a mi ejército de ángeles oscuros?
sábado, 23 de agosto de 2014
El arcángel de luz en ebook
Después de unos meses de la publicación de El Arcángel de Luz en papel, por fin está disponible en ebook.
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miércoles, 21 de mayo de 2014
Raquel Cruz se ha mudado
Hola.
Ha pasado mucho tiempo y han sucedido muchas cosas desde la última entrada de este blog.
Todas las novedades las podéis seguir ya que Raquel Cruz tiene otra página web y su libro de El Arcángel de Luz también tiene su propia página web de la Saga de el Arcángel
Gracias por tu visita.
Ha pasado mucho tiempo y han sucedido muchas cosas desde la última entrada de este blog.
Todas las novedades las podéis seguir ya que Raquel Cruz tiene otra página web y su libro de El Arcángel de Luz también tiene su propia página web de la Saga de el Arcángel
Gracias por tu visita.
sábado, 23 de junio de 2012
Feria de MADRID 2012 (2ª parte)
9:00:
Nos levantamos con otro plan para pasar el día. Yo no he pegado ojo
en toda la noche, pero tampoco tengo sueño. ¡Al contrario! Estoy
ansiosa por ponerme en marcha porque hoy le pondré piel y voz a unas
buenas amigas del facebook.
Me
ducho rápido, me visto, y bajo con DQ al comedor. Allí desayunamos
entre ingleses y japoneses. Salimos del hotel y nos metemos en la
primera boca de metro. Mi tía introduce su ticket de metro en la
máquina, pero se queda atrapada en el torno, como
una ballena varada. Yo paso sin ningún problema y me muero de la
risa desde el lado de “viajeros admitidos”, mientras veo como DQ
habla con un guarda para que también la admitan. Por fin le
solucionan el problema del ticket y podemos subir al metro. Me
empiezan a llegar whatsapp de mi amiga Rocío “Nosotros ya estamos
en el Retiro”. Tecleo rápidamente “Nosotras vamos de
camino”. Con las prisas, echo un pie para bajarme en la parada. Mi
tía me rescata.
DQ: —
¿Adónde vas?, todavía no hemos llegado. A este paso voy a tener que
atarte una cuerda para que no te pierdas.
Yo:
—No, no, te prometo que me portaré bien, ya no haré más cafradas
—le digo sin estar nada segura.
Mi
tía tampoco me cree.
Nos
bajamos cerca del Retiro y buscamos la manera de acceder al recinto.
Me empiezan a llegar más whatsapp, esta vez de mi amiga Cristina. Le
contesto y recibo otro de mi amiga Enone. También le contesto a la
vez que cruzo carreteras, esquivo a personas y continúo andando
ilesa. Soy superwoman.
Logramos
encontrar una entrada, pero está justo al otro lado de donde se
celebra la feria. Vaya por Dios. Atravesamos veredas, fuentes, y el
famoso estanque de las barquitas, hasta que divisamos los puestos de
libros. Mi móvil me avisa de que tengo otro whatapp de Rocío
“¿dónde estáis? Os estamos esperando en la caseta 51”. Levanto
la cabeza para saber a que altura nos encontramos “caseta 235”.
Vaya por Dios, habrá que seguir caminando.
Llegamos
al punto de encuentro con la lengua fuera y allí se produce un
momento mágico: le puedo dar un abrazo a Rocio, después de años
intercambiando mensajes, opiniones y llamadas de teléfono. También
puedo conocer a su hija (mi sobrina madrileña), a su marido Fermín, y a
alguien más... ¡al famoso escritor Blue Jeans!, que se está
tomando un café con ellos pero que enseguida se tiene que ir porque
empieza su firma de libros. Le saludamos o despedimos, según se
mire, y nos sentamos a pedir algo nosotras también. Me continúan
llegando más whatapp de mis otras dos amigas. Nunca imaginé que algo tan simple, como el hecho de quedar con alguien, se volviera una misión imposible.
De
repente Fermín, el marido de Rocío, me interrumpe mientras estoy
contestando al whatapp, para decirme que a unos metros hay una rubia
abstraída como yo, en su móvil. Salgo corriendo cual Lady Laura,
con los brazos abiertos.
Yo
—¡Cris, cris, aquí, cris! ¡estoy aquí!
Ella
levanta la mirada de su teléfono, con cara de “¿quién coño es
esa pirada que grita mi nombre?”. Y cuando me ve se tranquiliza, me
sonríe, y nos abrazamos. Su novio, a su lado, flipando con la
escenita de Love Story. Les invito a unirse al grupo y pasamos un
rato estupendo, charlando y haciéndonos fotos.
Luego
se une Yuliss Hale, la fundadora del grupo “novelas de amor
oscuro”y su amiga Tamara. Ambas están emocionadísimas porque han
conocido a muchos escritores y les han firmado los libros. Decidimos
dar un paseo por la feria, a la espera de unos amigos más, y por
allí vemos a escritores famosos, como; Lucía Etxevarría, Fernando
Sanchéz Dragó, Boris Izaguirre, etc. Por ahí también se encuentra
Arturo Pérez Reverte.
Entonces
me llega otro whatapp de mi amiga Enone: "¿dónde estáis? Porque nosotros
acabamos de pasar por la caseta 51 y no os vemos”.”Es que ya no
estamos ahí” le respondo “ahora estamos por la 215”. “¡Mierda!
No os mováis”. Me guardo el móvil en el bolsillo. Yo sé de uno
que también va a tener agujetas mañana... Al fin nos reunimos todos
y somos una tropa muy completa; con novios amorosos y resignados,
acompañantes de amigas, fanáticas literarias, una mini lectora en
potencia y una super tía muy molona.
(Exactamente,
todos estos somos. Foto que pasará a la posteridad por los siglos de
los siglos, amén)
(Aquí la escritora Enone, firmándome su libro "Eterna Oscuridad")
Después
de una intensa tertulia literaria, nos vamos a llenar el buche a un
local que queda a tomar viento, pero que Enone asegura que está ahí
cerquita. La madre que la hizo, porque me firmó el libro y porque su novio
David es un bendito que no merece quedarse viudo, que sino... En ese
sitio, seguimos repasando el panorama literario. Nos acordamos de
Marta, de María y de muchas más. Pero nos seguimos haciendo fotos
para dar envidia. Más tarde llega el momento dramón del quince: la
despedida. “Promete que me llamarás cuando llegues”, “te lo
prometo”, “prométeme que no me olvidarás”, “no podría
aunque quisiera”. Algo así pero menos pasteloso y lésbico.
Ya
solo quedamos cinco gatos, y nos vamos a tomar un helado.
(Mamá pata y sus polluelos)
Luego
volvemos a la feria del libro, más pateada. Sigo pensando que David
es un santo. Recorremos las más de trescientas casetas, más
pateada. Nos despedimos también de Enone, su amiga y de San David.
Mi
tía DQ, y yo buscamos una boca de metro, más pateada y encima
cargadas de libros. Reponemos fuerzas en el mismo sitio del
mediodía, comiendo y... bebiendo.
(Empinando el codo)
Tres horas más tarde y diez jarras más...
Salimos
del local, yo mareada por la brisa alcohólica de la noche, y
regresamos al hotel. Más pateada.
Continuará...
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